Esta
mañana, el Ejército Mexicano se retiró de la cabecera municipal de
Tixtla, Guerrero; en tanto que el ayuntamiento promovió dos denuncias
penales por los delitos de lesiones en contra de elementos de la policía
municipal y daños en propiedad ajena.
Luego del encontronazo entre preventivos y policías comunitarios en la plaza central de Tixtla, personal del Ejército mexicano montó un dispositivo de seguridad en las inmediaciones del ayuntamiento y recorrió varias colonias populares, principalmente el barrio del Fortín, asentamiento en el que la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias tiene un grupo de apoyo.
El alcalde Gustavo Alcaraz Abarca informó que los militares se retiraron; sin embargo, la Dirección de Seguridad Pública municipal fue respaldada por policías del estado.
El primer edil se reunió por espacio de tres horas con el secretario general de Gobierno, Jesús Martínez Garnelo, con quien pactó dialogar con los seguidores de la CRAC, con la intención de evitar más hechos de violencia.
Recordó que ayer hubo dos personas lesionadas, una recibió un machetazo en la frente y otra en un brazo, por eso se optó por presentar la querella ante el Ministerio Público del fuero común, por el delito de lesiones en contra de quien resulte responsable.
El secretario de Seguridad local Rubén Reyes confirmó que las guardias comunitarias arrebataron el lunes a la policía municipal dos H&K G36, armas que son empleadas por soldados de la OTAN.
Alcaraz Abarca sostuvo que su policía buscó al máximo evitar la confrontación con los comunitarios; sin embargo, tuvieron que repeler una agresión en la que tuvieron la desventaja numérica.
Explicó que la policía comunitaria tiene en su poder las cinco armas de fuego; se trata de dos rifles H&K G36, dos tipo Beretta y una pistola de la que no recordó la marca.
Pese a la polarización que se percibió el lunes durante el jaloneo, el municipio optó por mantener abiertos los canales de diálogo; sin embargo, los comunitarios pidieron la interlocución con el gobierno estatal.
Aseguró que hasta el momento, la policía comunitaria en Tixtla no ha detenido delincuentes, aunque sí ha fijado posturas en contra de las reformas educativas y energética, por lo que se infiere que la demanda de seguridad pública es algo secundario, al menos en ese caso.
En cuanto a la petición de que se libere a Nestora Salgado García, dijo que dicho planteamiento escapa a su ámbito de competencia, por lo que no le corresponde atenderlo.
El presidente municipal admitió que el lunes hubo mucha tensión en la cabecera municipal de Tixtla, pero ayer la población regresó a sus actividades cotidianas.
Luego del encontronazo entre preventivos y policías comunitarios en la plaza central de Tixtla, personal del Ejército mexicano montó un dispositivo de seguridad en las inmediaciones del ayuntamiento y recorrió varias colonias populares, principalmente el barrio del Fortín, asentamiento en el que la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias tiene un grupo de apoyo.
El alcalde Gustavo Alcaraz Abarca informó que los militares se retiraron; sin embargo, la Dirección de Seguridad Pública municipal fue respaldada por policías del estado.
El primer edil se reunió por espacio de tres horas con el secretario general de Gobierno, Jesús Martínez Garnelo, con quien pactó dialogar con los seguidores de la CRAC, con la intención de evitar más hechos de violencia.
Recordó que ayer hubo dos personas lesionadas, una recibió un machetazo en la frente y otra en un brazo, por eso se optó por presentar la querella ante el Ministerio Público del fuero común, por el delito de lesiones en contra de quien resulte responsable.
El secretario de Seguridad local Rubén Reyes confirmó que las guardias comunitarias arrebataron el lunes a la policía municipal dos H&K G36, armas que son empleadas por soldados de la OTAN.
Alcaraz Abarca sostuvo que su policía buscó al máximo evitar la confrontación con los comunitarios; sin embargo, tuvieron que repeler una agresión en la que tuvieron la desventaja numérica.
Explicó que la policía comunitaria tiene en su poder las cinco armas de fuego; se trata de dos rifles H&K G36, dos tipo Beretta y una pistola de la que no recordó la marca.
Pese a la polarización que se percibió el lunes durante el jaloneo, el municipio optó por mantener abiertos los canales de diálogo; sin embargo, los comunitarios pidieron la interlocución con el gobierno estatal.
Aseguró que hasta el momento, la policía comunitaria en Tixtla no ha detenido delincuentes, aunque sí ha fijado posturas en contra de las reformas educativas y energética, por lo que se infiere que la demanda de seguridad pública es algo secundario, al menos en ese caso.
En cuanto a la petición de que se libere a Nestora Salgado García, dijo que dicho planteamiento escapa a su ámbito de competencia, por lo que no le corresponde atenderlo.
El presidente municipal admitió que el lunes hubo mucha tensión en la cabecera municipal de Tixtla, pero ayer la población regresó a sus actividades cotidianas.
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