Los
grupos de civiles armados denominados autodefensas cerraron el cerco
alrededor de la ciudad mexicana de Apatzingán (Michoacán, oeste), el
principal feudo de sus enemigos del cártel Los Caballeros Templarios, al
apoderarse este domingo de Nueva Italia, una localidad clave donde
fueron recibidos a balazos.
Cientos de hombres armados pertenecientes a las autodefensas de Michoacán irrumpieron en camionetas en Nueva Italia, una ciudad de unos 40 mil habitantes ubicada en la subregión de Tierra Caliente.
Las calles del pueblo lucían desoladas, con manchas frescas de sangre en algunas aceras, tras el tiroteo que se desató cuando los civiles armados llegaron a la alcaldía, constató la AFP.
Los Caballeros Templarios “nos dispararon desde dos puntos y el enfrentamiento duró como hora y media”, relató a la AFP Jaime Ortiz, un campesino de 47 años procedente de La Ruana (otra comunidad de Tierra Caliente), apostado en la plaza principal junto a cientos de sus colegas armados, incluso con fusiles AK-47.
Este miembro de las autodefensas -que desde inicios del año pasado se han ido alzando en armas, argumentando la inacción de las autoridades ante los crímenes de Los Templarios- aseguró que la refriega dejó dos heridos entre sus tropas.
Algunos líderes del movimiento se reunieron a puerta cerrada con el edil y habitantes de Nueva Italia para explicarles su estrategia contra el crimen organizado, que con sus extorsiones ha gangrenado la economía de la región.
Una ama de casa y madre de dos hijos que participó de la reunión celebró la llegada de los autodefensas.
“Al principio apoyábamos a Los Templarios porque creíamos que protegían a Michoacán pero ahora la economía esta muy baja, no nos dejan trabajar, cobran cuotas. Si les da la gana, toda Nueva Italia tiene que cerrar y la gente ya no los apoya”, dijo a la AFP esta mujer que por temor pidió el anonimato.
Antes de entrar a Nueva Italia, los civiles armados se dieron cita en Cuatro Caminos, un crucero de carreteras que antecede al pueblo, donde este domingo aparecieron dos hombres colgados de un puente, informó a la AFP el procurador de Michoacán, Marco Vinicio Aguilera, quien precisó que los cadáveres no han sido identificados.
Al adjudicarse Nueva Italia, las autodefensas han logrado el control de prácticamente todos los territorios colindantes con Apatzingán (123.000 habitantes), la ciudad más grande de Tierra Caliente, una violenta región donde se produce marihuana y drogas sintéticas que luego son enviadas hacia Estados Unidos.
Apatzingán “ya está cercadita (…) La queremos tomar (…) Será en estos próximos días”, dijo Hipólito Mora, líder de las autodefensas de La Ruana y el vocero más mediático después del jefe del Consejo de Autodefensas de Michoacán, José Manuel Mireles, quien sufrió un accidente aéreo la semana pasada.
La disputa por Apatzingán -principal bastión de Los Templarios y donde convergen numerosos productores agrícolas, empresarios y comerciantes- ha hecho que la violencia se recrudezca en la zona últimamente.
El viernes, un grupo de civiles rociaron con diésel y quemaron parcialmente la alcaldía, varios comercios y vehículos de Apaztingán, hechos que algunas autoridades atribuyen a Los Templarios, quienes además se enfrentaron a tiros con militares en pleno centro de la ciudad.
Mientras el despliegue de miles de soldados y policías a Michoacán no ha logrado frenar la violencia, el gobernador de Michoacán, Fausto Vallejo, promete nuevas “acciones coordinadas” con el gobierno federal que serán anunciadas el lunes.
Por su parte, el secretario de Gobernación (Interior), Miguel Ángel Osorio Chong, ha reiterado que los autodefensas “están al margen de la ley”, y que si quieren participar como fuerzas de seguridad, tienen que “meterse al orden institucional”.
Habitantes de pueblos tomados por los autodefensas aseguran que esas fuerzas son custodiadas por militares y policías, mientras que el gobierno federal ha garantizado la seguridad y atención médica del jefe Mireles tras su accidente.
Michoacán, donde más de la mitad de la población vive en la pobreza, se ha convertido en el mayor desafío de seguridad del presidente Enrique Peña Nieto (2012-2018), que heredó una lucha contra el crimen organizado que ha dejado más de 77.000 muertos en los últimos siete años.
Cientos de hombres armados pertenecientes a las autodefensas de Michoacán irrumpieron en camionetas en Nueva Italia, una ciudad de unos 40 mil habitantes ubicada en la subregión de Tierra Caliente.
Las calles del pueblo lucían desoladas, con manchas frescas de sangre en algunas aceras, tras el tiroteo que se desató cuando los civiles armados llegaron a la alcaldía, constató la AFP.
Los Caballeros Templarios “nos dispararon desde dos puntos y el enfrentamiento duró como hora y media”, relató a la AFP Jaime Ortiz, un campesino de 47 años procedente de La Ruana (otra comunidad de Tierra Caliente), apostado en la plaza principal junto a cientos de sus colegas armados, incluso con fusiles AK-47.
Este miembro de las autodefensas -que desde inicios del año pasado se han ido alzando en armas, argumentando la inacción de las autoridades ante los crímenes de Los Templarios- aseguró que la refriega dejó dos heridos entre sus tropas.
Algunos líderes del movimiento se reunieron a puerta cerrada con el edil y habitantes de Nueva Italia para explicarles su estrategia contra el crimen organizado, que con sus extorsiones ha gangrenado la economía de la región.
Una ama de casa y madre de dos hijos que participó de la reunión celebró la llegada de los autodefensas.
“Al principio apoyábamos a Los Templarios porque creíamos que protegían a Michoacán pero ahora la economía esta muy baja, no nos dejan trabajar, cobran cuotas. Si les da la gana, toda Nueva Italia tiene que cerrar y la gente ya no los apoya”, dijo a la AFP esta mujer que por temor pidió el anonimato.
Antes de entrar a Nueva Italia, los civiles armados se dieron cita en Cuatro Caminos, un crucero de carreteras que antecede al pueblo, donde este domingo aparecieron dos hombres colgados de un puente, informó a la AFP el procurador de Michoacán, Marco Vinicio Aguilera, quien precisó que los cadáveres no han sido identificados.
Al adjudicarse Nueva Italia, las autodefensas han logrado el control de prácticamente todos los territorios colindantes con Apatzingán (123.000 habitantes), la ciudad más grande de Tierra Caliente, una violenta región donde se produce marihuana y drogas sintéticas que luego son enviadas hacia Estados Unidos.
Apatzingán “ya está cercadita (…) La queremos tomar (…) Será en estos próximos días”, dijo Hipólito Mora, líder de las autodefensas de La Ruana y el vocero más mediático después del jefe del Consejo de Autodefensas de Michoacán, José Manuel Mireles, quien sufrió un accidente aéreo la semana pasada.
La disputa por Apatzingán -principal bastión de Los Templarios y donde convergen numerosos productores agrícolas, empresarios y comerciantes- ha hecho que la violencia se recrudezca en la zona últimamente.
El viernes, un grupo de civiles rociaron con diésel y quemaron parcialmente la alcaldía, varios comercios y vehículos de Apaztingán, hechos que algunas autoridades atribuyen a Los Templarios, quienes además se enfrentaron a tiros con militares en pleno centro de la ciudad.
Mientras el despliegue de miles de soldados y policías a Michoacán no ha logrado frenar la violencia, el gobernador de Michoacán, Fausto Vallejo, promete nuevas “acciones coordinadas” con el gobierno federal que serán anunciadas el lunes.
Por su parte, el secretario de Gobernación (Interior), Miguel Ángel Osorio Chong, ha reiterado que los autodefensas “están al margen de la ley”, y que si quieren participar como fuerzas de seguridad, tienen que “meterse al orden institucional”.
Habitantes de pueblos tomados por los autodefensas aseguran que esas fuerzas son custodiadas por militares y policías, mientras que el gobierno federal ha garantizado la seguridad y atención médica del jefe Mireles tras su accidente.
Michoacán, donde más de la mitad de la población vive en la pobreza, se ha convertido en el mayor desafío de seguridad del presidente Enrique Peña Nieto (2012-2018), que heredó una lucha contra el crimen organizado que ha dejado más de 77.000 muertos en los últimos siete años.