Con
un saldo nada favorecedor para Juárez concluye el gobierno de Felipe
Calderón Hinojosa, un sexenio en el que esta comunidad se convirtió en
epicentro del dolor en el país.
En estos seis años, la espiral de la muerte alcanzó aquí niveles
nunca vistos y cobró la vida de 10 mil 531 personas –del 1 de diciembre
de 2006 al 25 de noviembre de 2012–; peor aún, la gran mayoría de los
homicidios se quedan sin resolver y miles de víctimas sin atención.
Ese es el saldo de las batallas libradas en la calle entre los
distintos grupos de narcotraficantes y de la guerra contra el
narcotráfico que inició Calderón en el país el 11 de diciembre de 2006
en su tierra, Michoacán, pero que poco más de un año después trasladó a
Ciudad Juárez con el despliegue masivo de militares en el comienzo y,
luego, de agentes de la Policía Federal.
‘Vivió Ciudad Juárez 5 años de violencia sin precedentes’
Esta frontera se convirtió así en el laboratorio nacional de “la
lucha por la seguridad pública”, con la instrumentación de acciones para
disminuir la violencia, mejorar la calidad de vida de los juarenses e
impulsar la reconstrucción del tejido social, como el “Operativo
Conjunto Chihuahua”, “Operación Coordinada Chihuahua” y “Todos Somos
Juárez”.
Las consecuencias de esas circunstancias se tradujeron en el cierre
masivo de negocios, desempleo en niveles no vistos en la historia
reciente de esta comunidad, y en el éxodo de miles de personas, así como
en un grave repunte de delitos como el secuestro y la extorsión.
Para los juarenses entrevistados, pese a la intervención federal y la
inversión de más de 5 mil millones de pesos en “Todos Somos Juárez”, no
se solucionado de fondo los problema del narcotráfico, la inseguridad y
el deterioro social. Además quedan como grandes pendientes: la
depuración y limpieza de las Policías y la desarticulación financiera
del crimen organizado.
“Han sido años complejos, venimos de un tiempo muy violento que
trastocó a miles de familias y dejó a miles de huérfanos”, dice José
Luis Flores, coordinador del Consejo Ciudadano.
Las acciones impulsadas, en conjunto con los gobiernos federal,
estatal y municipal así como representantes de algunos grupos de la
sociedad civil, comenzaron a reportar avances en materia de seguridad y
de infraestructura en los últimos meses. Sin embargo, representantes de
diversos sectores locales advierten que aún no comienza “la batalla” por
la estabilidad económica, un pendiente que consideran pone en riesgo
“el rescate” de Juárez.
Pese a la reducción de delitos de alto impacto –homicidios,
secuestros, extorsiónes– y celebración de la detención de algunos de los
principales responsables de la violencia, los juarenses consultados
reclaman al “presidente del empleo” la falta de plazas de trabajo, el
crecimiento de la pobreza y que haya dejado sin respuesta la propuesta
de un esquema de excepción fiscal.
Reclaman también que no haya logrado remediar el problema del narcotráfico y de la inseguridad.
“No es posible que no se haya hecho ninguna detención o aseguramiento
de bienes por lavado de dinero para marcar una pauta coherente con esta
lucha contra el crimen organizado”, dice Arturo Valenzuela, coordinador
de la Mesa de Seguridad, quien pese a considerar que hay un saldo
positivo tras la intervención federal en esta localidad, señala que hay
los grandes pendientes.
Entre ellos, menciona, precisamente el combate al lavado de dinero,
así como cuerpos de seguridad confiables ante la ciudadanía, debido a
que la depuración policiaca es un asunto no concretado.
“Toda gestión pública siempre tiene sus luces y sombras”, afirma
Rafael Hernández, coordinador del Consejo Ciudadano de Educación, quien
advierte que el impacto del trabajo realizado por este sexenio, sobre
todo en el terreno social, se palpará a mediado o largo plazo.
Tal es el balance que hacen diversos sectores de Ciudad Juárez sobre
la gestión de Calderón Hinojosa en materia de economía, desarrollo
social y combate a la inseguridad, en el ocaso de su gobierno.
Mucho dinero… y logros en entredicho
Durante la coyuntura crítica de la criminalidad y forzado por la
masacre de 15 personas en Villas de Salvárcar, así como por el reclamo
de las consecuencias de su guerra que le hizo en un acto público la
madre de dos de los asesinados, Luz María Dávila, Felipe Calderón
apresuró la implementación del programa “Todos Somos Juárez.
Reconstruyamos la Ciudad”.
Una estrategia de seguridad que se complementó con acciones de
intervención social en materia de salud, economía, educación, deporte y
cultura, con la cual se “sepultó” al “Operativo Conjunto Chihuahua”, a
la “Operación Coordinada Chihuahua”, se sacó a los más de 7 mil
militares del patrullaje de las calles de la ciudad y se les sustituyó
con hasta 5 mil agentes de la Policía Federal, así como se anunció una
inversión económica sin precedentes para esta localidad.
En el lanzamiento del “Todos Somos Juárez”, en febrero de 2010, se
informó que la inversión del Gobierno federal sería de más de 3 mil 383
millones de pesos, pero luego en febrero de este año, el presidente dijo
que en Juárez se invirtieron más 5 mil millones de pesos.
A la fecha ni Calderón ni su representante en Juárez, Abelardo
Escobar Prieto han ofrecido un informe detallado sobre cómo se hizo la
distribución de esos recursos. Se buscó a este último, pero no respondió
a la solicitud de entrevista.
Las respuestas a los cuestionamientos de cuánto se gastó en cada obra
y cuánto se canalizó a los programas de apoyos entregados directamente a
empresas o grupos ciudadanos no han tenido respuesta ni por solicitudes
de información, hechas a través del mecanismo de aplicación de la Ley
de Transparencia, a las dependencias encargadas de su ejecución.
En su última visita a la ciudad, en febrero pasado, Calderón Hinojosa
sólo informó de manera general que con los recursos invertidos se
generaron espacios de convivencia, construyeron bibliotecas, como la que
inauguró en Villas de Salvárcar, y además se rescataron espacios
públicos, convirtiéndolos en canchas deportivas, plazas, áreas de juegos
infantiles y foros para expresiones artísticas.
También enumeró algunos de los resultados de las acciones
instrumentadas, como apoyo a pequeñas y medianas empresas por cerca de
835 millones de pesos, la regularización de 41 mil vehículos “chuecos”,
la entrega de 10 mil 200 becas de capacitación a desempleados.
Dijo asimismo que se puso en marcha el Hospital Infantil de Ciudad
Juárez y se concluyó el Centro Integral de Atención a la Salud Mental
–aunque éste aún se mantiene cerrado– y se fortaleció el Hospital
General, así como el de la Mujer, pero los proyectos para éste último no
se concretaron.
Sobre las acciones en Educación enumeró el mejoramiento de
infraestructura en 205 planteles de educación básica y construcción de
dos nuevas secundarias, se crearon cuatro planteles de preparatoria y se
afiliaron 21 mil 808 familias a través del Programa Oportunidades.
“Se hizo una inversión económica que no se puede desestimar, ni el
Estado ni el Municipio habrían podido invertir juntos esa cantidad en un
periodo similar”, afirma Rafael Hernández, quien también encabeza
Alianzas Educativas, organización que impulsó unas de las acciones
consideradas como exitosas de la estrategia, que se ha enfocado a
rescatar de la deserción escolar a más de mil 200 adolescentes.
Pero José Luis Flores, del Consejo Ciudadano, afirma que “si bien es
cierto que se dio una inversión inédita, se nota poco en la ciudad
porque en las calles todavía se aprecia un gran rezago social”.
“Se habla mucho de Todos Somos Juárez, que se le metió mucho dinero a
la ciudad, pero los ciudadanos en general no perciben los beneficios de
eso, sólo unos cuanto”, afirma.
Pero también, agrega, porque no dicen en qué condiciones buscan
satisfacer las necesidades de la población, por ejemplo, mencionan
cobertura total de Seguro Popular, pero no dicen que las personas deben
levantarse a las 4 de la mañana para hacer fila por una cita en un
hospital, que deben esperar horas para que sean atendidos o que no hay
médicos para todos.
Aunque concede que esa problemática se arrastra desde hace 40 años
por el olvido que se tuvo a la ciudad en sexenios previos a los de
Calderón y gestiones estatales, afirma que por esa situación se da la
impresión de que las cosas sólo funciona para unos cuantos.
Pero además de la invisibilidad que provoca los rezagos sobre obras
concretadas en los últimos dos años y nueve meses, el Gobierno del
Estado dio a conocer hace unos días que la administración federal dejó
pendiente una inversión de casi mil 121 millones de pesos en proyectos
de infraestructura de salud prometidos en la estrategia “Todos Somos
Juárez”.
De esa cantidad, 835 millones 502 mil 695 pesos estaban proyectados
para la construcción del Hospital General de Especialidades y más de 15
millones que estaban destinados para dos unidades de Atención al
Sobrepeso, Riesgo Cardiovascular y Diabetes Mellitus, precisó.
A esos se suman 160 millones de pesos esperados para la ampliación
del Hospital de la Mujer y 110 millones para la remodelación de ese
mismo nosocomio, de acuerdo con información de Salud estatal.
Otra acción cuestionada es la operación de uno de los planteles de
preparatoria que está en la incertidumbre porque se construyó en un
terreno en litigio y ahora es reclamado por su dueño.
“Todo lo que se pueda criticar a la estrategia”, dice Valenzuela, “y
en específico a algunas decisiones del Gobierno federal, es de reconocer
que nunca antes, en ningún sexenio, se tuvo tanta atención, tanta
inversión y presencia del presidente en Juárez”.
Desde febrero de 2010, Calderón visitó en ocho ocasiones Ciudad
Juárez, incluso dos veces pernoctó aquí, lo cual contrastó con la
atención que recibió Juárez durante la primera mitad de su
administración.
Pero, pese a la consideración que se tuvo con la comunidad en el
último tramo de este sexenio, la administración federal también falló en
el cumplimiento de su Plan Nacional de Infraestructura.
De una revisión a los proyectos anunciados se desprende que se
dejaron en el tintero las obras que se supone formaban parte de una
serie de medidas contracíclicas que buscaban impactar en la reactivación
económica de la región, como: el libramiento ferroviario, el puente
internacional Guadalupe-Tornillo y la construcción de cinco puentes a
desnivel sobre las vías del tren que dividen a la ciudad en dos.
Menos delitos, sin mejoría económica
Con la atención centrada en Michoacán desde su inicio, la
administración de Calderón volteó a Ciudad Juárez hasta febrero de 2008
obligada por la espiral de muerte.
Un seguimiento periodístico con base en los reportes oficiales de la
Fiscalía General de Justicia –antes Procuraduría estatal–, revela que
del 1 de diciembre de 2006 al 25 de noviembre de 2012, en la región se
tienen registrados 10 mil 531 homicidios dolosos. La espiral de
violencia se desató los últimos dos meses de 2007, pero se recrudeció en
2008, cuando se alcanzaron mil 607 asesinatos.
Esa cifra se elevó el año siguiente para alcanzar los 2 mil 657
homicidios pese a las acciones implementadas a través del Operativo
Conjunto Chihuahua, por lo que a la vuelta de unos meses se trasformó en
Operación Coordinada Chihuahua aun cuando la violencia siguió imparable
y para 2010 el número de víctimas del combate en medio de la guerra
contra el narcotráfico ascendió a 3 mil 155, de acuerdo con datos
oficiales.
Fue hasta mayo de 2011 cuando las autoridades comienzan a reportan
una disminución en este delito, que ese año cerró con 2 mil 86
asesinatos.
“Nunca imaginamos que íbamos a vivir esta experiencia de guerra,
vivimos en una ciudad prácticamente sitiada por militares, federales y
narcotraficantes, eso se nos va a quedar en la memoria”, afirma Leticia
Chavarría, representante de la Red Ciudadana y de la comunidad médica.
Ante la disminución en los últimos meses de homicidios y la reducción
de otras fechorías como secuestros y extorsiones, los funcionarios de
los tres niveles de gobierno hablan de Juárez como modelo de ciudad que
más pronto logró superar una crisis de violencia y actualmente se
mantiene en otros países una campaña de promoción de la estrategia
seguida aquí.
“Los gobiernos hablan de su verdad”, afirma José Luis Flores, “pero
no hablan de los miles de expedientes que mantienen (sin resolver) en
sus instancias de procuración de justicia, no hablan de por qué los
ciudadanos no recurren a los cuerpos policiacos ni para denunciar sus
robos en la calles, sus casas o abusos que sufren en manos de los
agentes encargados de imponer el orden”.
Alfonso Arenaza, economista y consultor en materia laboral, afirma
que pese a que esta guerra parece haber quedado atrás, la batalla por el
rescate de esta comunidad fronteriza está por comenzar.
La deuda es la recuperación del empleo perdido por el cierre de
empresas en este periodo –que se estima asciende a 10 mil 600 negocios
de todos los giros y tamaños–, aunque precisa que además de la
inseguridad en este rubro la ciudad también se vio impactada por otro
factor, que es la crisis económica.
“Es algo de lo que aún no nos reponemos”, afirma.
Cifras del IMSS muestran que en este sexenio del presidente “del
empleo” en Juárez se perdieron 92 mil plazas laborales y aunque se han
generado nuevas fuentes, el reto aún es recuperar 36 mil 824.
Para aliviar la situación, empresarios y los gobiernos estatal y
local plantearon al mandatario la necesidad de establecer un esquema
fiscal especial para la región.
Pero aun cuando este planteamiento se le ha realizado “en corto” y en
público a Calderón en todas sus visitas a la ciudad, siempre ha
esquivado el tema, algunas veces con el silencio y otras limitándose a
decir que analizará o estudiará la solicitud.
Así, en el ocaso de este sexenio Calderón y su gestión están bajo el ojo ciudadano.
“No vemos todavía claro el objetivo de esta guerra que nos dejó tanto
dolor”, afirma Chavarría, “sobre todo porque no vemos que hay una mejor
vida para todos”.
Valenzuela dice que quizá hubo errores, abusos y omisiones, pero el
saldo es positivo. En esto coincide Rafael Hernández, quien sostiene que
los frutos de esta estrategia contra la inseguridad se verán más
adelante.
En su análisis José Luis Flores afirma: “Una casa en condiciones de
abandono no se subsana sólo con arreglos en la fachada, hay que ir a
remozar los cimientos, porque siempre estará latente el riesgo de que se
pueda caer”.