El
recién liberado Rafael Caro Quintero tiene una cuenta de 4 mil millones
de dólares en Luxemburgo y otra similar en Suiza, de acuerdo con el ex
agente federal estadounidense Héctor Berrellez.
El ex oficial es uno de los tres que la semana antepasada señalaron a
la CIA como autora del asesinato del agente antidrogas Enrique “Kiki”
Camarena, crimen por el que siempre se había culpado sólo a Caro
Quintero.
Durante más de un cuarto de siglo el Gobierno estadounidense sepultó
toda información relativa al asesinato de Camarena, cometido en
Guadalajara en marzo de 1985. No es para menos: de haberse destapado la
cloaca, el nombre que hubiera quedado peor parado sería el de la Agencia
Central de Inteligencia (CIA), implicada en los hechos más turbios del
narcotráfico mexicano.
En una prolongada entrevista, Berrellez abunda en el tema. Habla con
fundamento, toda vez que supervisó la Operación Leyenda, articulada por
la agencia antidrogas estadunidense (DEA) precisamente para investigar
el secuestro, tortura y asesinato de Camarena Salazar.
Berrellez, ahora dueño de una empresa de entrenamiento y asesoría en
seguridad y estrategia, recibe en sus oficinas en California al
corresponsal para contarle los detalles de dicho plan, que llegó a la
siguiente conclusión: la CIA se coludió con el Cártel de Guadalajara
para eliminar a Camarena.
El nombre de Buendía
“Fui director de la Operación Leyenda, creada para investigar el
secuestro, tortura y homicidio de Enrique Camarena Salazar. Trabajé en
la DEA 27 años. No doy esta información porque quiera glorificarme o
favorecer a algún grupo político de Estados Unidos. Tampoco por dinero.
Lo que digo lo digo de corazón, porque tengo información y la he tenido
desde que me retiré de la DEA (en 1996); la traigo clavada como una
espina y quiero desahogarme”, aclara. “Voy a decir sólo lo que sé y voy a
explicar cómo y por qué lo sé, pues para mí es muy importante la
credibilidad.
“Como supervisor de la Operación Leyenda y de la investigación, tuve
acceso a la agenda de Kiki Camarena, la cual me entregó la oficina de la
DEA en Guadalajara.
“La agenda tenía muchos nombres y números telefónicos. Uno de ellos,
el de Manuel Buendía. Cuando empecé la investigación ese nombre no me
decía nada.
“Cuando pregunté quién era Manuel Buendía me dijeron que se trataba
de un periodista mexicano asesinado por la CIA y por la Dirección
Federal de Seguridad de México.”
–¿Quién le dijo esto?
–Fuentes mexicanas que obviamente conocían el asunto.
–¿Dijeron por qué lo mataron?
–Investigué y llegué a la conclusión de que lo mataron porque publicó
unas columnas en las cuales acusaba a la DFS de proteger a
narcotraficantes, y a la CIA de estar asociada con la Federal de
Seguridad en negocios turbios. Incluso identificó por nombre a algunos
agentes de la Agencia Central de Inteligencia.
“Dejando de lado lo de Buendía, porque no era mi asunto, iniciamos
las investigaciones sobre el caso de Kiki. Sospechábamos de los
narcotraficantes más notorios de entonces: Miguel Ángel Félix Gallardo,
Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca Carrillo, del Cártel de
Guadalajara.
“Los investigamos, comprobamos (sus delitos) y los arrestamos. Por
esa investigación minuciosa supimos en dónde habían interrogado y matado
a Camarena: una casa perteneciente a Rubén Zuno Arce en la calle Lope
de Vega, de Guadalajara. Ahí se halló sangre, vellos, huellas digitales y
muchas pistas más. Descubrimos así que una de las personas que habían
estado allí era el hondureño Juan Ramón Matta Ballesteros. Y también
hallamos rastros de sangre de Camarena y de otras personas, entre ellas
del piloto mexicano Alfredo Zavala”.
Operación Padrino
“Todos decían que a Kiki lo habían matado por lo del descubrimiento
del rancho El Búfalo. Nosotros sabíamos que no era cierto”, señala
Berrellez.
“A Kiki lo señalaron porque era muy inteligente. En una reunión en la
embajada de Estados Unidos en México hizo notar que a los narcos les
estábamos descubriendo, confiscando o destruyendo mucha droga y eso no
los afectaba. Propuso entonces decomisarles el dinero, pegarles donde
duele. Su idea se presentó en Washington y allá gustó.”
–¿Quién era el administrador de la DEA en Washington?
–Jack Lawn. Él ordenó una operación de intercepción de llamadas. Así se lanzó la Operación Padrino.
“Interceptamos las llamadas de los narcotraficantes más importantes
de Bolivia, Perú, Colombia e incluso España. Así supimos exactamente
cómo movían el dinero.”
Berrellez cuenta que en 1984 y 1985, gracias a la idea de Camarena,
la DEA realizó entre 200 y 300 decomisos de dinero del narco.
–¿A cuánto ascendió lo decomisado?
–Creo que fueron más de mil millones de dólares. Pegamos duro.
–¿Por qué se da a conocer esta información 28 años después del asesinato?
–Porque controlaron la investigación. Cuando se trató el tema de la
CIA me dijeron que dejara eso en paz. La investigación fue muy
controlada desde Washington. Tenemos jefes, ¿no? También hay temor. Yo
vivo en EU. No estamos hablando de África.
“Sospechábamos que el asesinato de Kiki no era por el asunto del
Búfalo sino por la idea de la Operación Padrino. “Con la Operación
Leyenda interrogamos a testigos, personas de las cuales sabíamos que
habían estado presentes cuando torturaron a Kiki Camarena. Eran dos.”
–¿Quiénes?
–Dos ex judiciales de Jalisco. Uno de ellos viajó en un carro, un
Valiant azul, donde iban agentes de la DFS, incluso el jefe de ellos:
Sergio Espino Verdín. Él testificó… Contó que a las ocho de la mañana
llegaron a la casa de Lope de Vega porque se iba a hacer un operativo.
Contó que poco antes de la una de la tarde llegó un americano:
‘Apúrense. Camarena va a salir ahorita, va a juntarse con su esposa para
almorzar. ¡Pero ya, rápido, porque lo podemos perder!’, les dijo.
“Cinco federales abordaron sendos autos para ir al consulado de
Estados Unidos en Guadalajara, en la calle Libertad. Pusieron un carro
en cada esquina, y el Valiant en el que iba el testigo interceptó a Kiki
cuando el americano lo señaló.
“Espino Verdín y otros agentes se bajaron del auto y le dijeron:
‘Somos agentes federales –le enseñaron sus credenciales– y el comandante
quiere hablar contigo’.
“Kiki accedió pero quiso comunicarse antes con sus superiores. No se
lo permitieron. Lo arrestaron. No opuso resistencia. Le pusieron una
chaqueta para taparle la cara. Lo llevaron a la casa de Lope de Vega, lo
sacaron del carro y le vendaron los ojos. Ahí llegó Caro Quintero, le
dio una patada y lo tumbó. ‘Así te quería tener, hijo de tu chingada
madre’, le dijo, según uno de los testigos. Lo levantaron, ya vendado, y
lo metieron a uno de los cuartos de servicio.
“Cortaron el cordón de los cortineros y con eso lo amarraron; primero
de los pies y luego de las manos, por atrás; quedó hincado. Para
entonces los agentes de la DFS ya habían puesto en el cuarto un equipo
de grabación. Era un interrogatorio policiaco.
“Fueron ellos, los de la DFS, quienes hicieron los interrogatorios
iniciales. También Ernesto Fonseca estaba allí. Los dos testigos eran
gente de Fonseca, eran de la Judicial de Jalisco, de homicidios, gente
de Gabriel González González pero que él asignaba para proteger a los
narcos.
“Fonseca dijo: ‘Ahorita voy a venir; los dejo encargados, muchachos.
No lo torturen mucho’. Se fue y entonces estos dos testigos se quedaron
en el cuarto con Kiki y le empezaron a hacer preguntas. Las grabaciones
de ese interrogatorio las he oído cien veces. Fue cuando llegaron los
cubanos.”
–¿Cuántos?
–Dos o tres. Uno de ellos comenzó a interrogar a Kiki. Esto nos lo
contó uno de los testigos: “Llegaron unos cubanos con los agentes de la
DFS y uno de ellos estaba interrogando a Camarena”. Como a los seis
meses de que el primer testigo nos contó esto llevamos al segundo…”
–¿Puede darnos el nombre de los dos testigos?
–No. Pobrecitos, tienen miedo.
Félix Rodríguez
“Los testigos no conocían el nombre de Félix (Ismael) Rodríguez. Le
pedí a mi equipo que investigara qué cubanos había en México.
“Uno de los contratistas que trabajaba con la CIA (de él sí te voy a
dar el nombre, porque ya testificó: Victor Lawrence Harrison) me dijo:
‘Rodríguez es el que maneja en México los campamentos de los contras,
donde llegan los aviones cargados de droga. Los campamentos están en
Veracruz, en un rancho de Caro Quintero. Están usando una aerolínea de
Juan Ramón Matta Ballesteros llamada Setco. Y en esa aerolínea usan a
los pilotos para llevar armas a Nicaragua, para los contras. Pero además
esos pilotos llegan a México, cargan coca en sus aviones y luego llegan
a bases militares norteamericanas, donde no tienen que pasar por la
aduana’.
“Pedí una fotografía de Rodríguez. Luego pusimos una línea de
distintas fotos, entre ellas la del cubano. Le dije al primer testigo:
‘¿Ves aquí a una persona que haya interrogado a Kiki Camarena? Si la ves
en estas fotos, pon debajo tus iniciales y la fecha’. Este testigo puso
sus iniciales y la fecha en la foto de Félix Rodríguez. Días después le
pedí lo mismo al segundo testigo. De inmediato me dijo: ‘Este cubano’.
“Pero después llegó otro informante, quien también estaba ligado con
la DFS y la CIA en el tema de los contras. Me dijo: ‘Lo único que le voy
a decir es que el piloto que sacó de México a Caro Quintero después del
asesinato de Camarena es un americano’ … decidí investigar a esos
pilotos. Se lo propuse a mis jefes en Washington y me dijeron que no: ‘A
esos pilotos no los vamos a interrogar ni vamos a dejar que los
interrogues, porque están trabajando para EU.
“Yo estuve como jefe de la oficina de la DEA en Mazatlán en 1986 y
1987. Ahí llegaron varios informantes que me dijeron que había una
pista y un campamento a un lado del rancho Las Cabras, de Antonio Toledo
Corro (ex gobernador de Sinaloa), afuera de Mazatlán. Y en esa pista
estaban bajando aviones americanos que sacaban grandes cantidades de
cocaína.
“Cada mes teníamos juntas en la embajada. En una de ellas les dije a
los jefes: ‘Tengo estas fotos de un campamento donde hay aviones
americanos que supuestamente están sacando mucha coca’. Me dijeron:
‘Déjalo en paz. Es un campamento para entrenar a los contras’.
“Ya era mucha información sobre la CIA y los cubanos, que estos
además andaban en México con credenciales de la DFS. Teníamos que hacer
algo. Por ello recluté como informante a un ex comandante de la DFS,
Federico Castel del Oro, pues quería saber cómo trabajaba esa
corporación con la CIA. Le pregunté a Castel cuál era la función de la
DFS y me contestó: ‘Cuidar a los narcos. Cuando me mandaron de México a
Guadalajara como director de la DFS, me dio órdenes José Antonio
Zorrilla Pérez. Tenía que estar ahí para proteger a los narcos y ver que
el dinero se repartiera bien, para los de arriba, los políticos’.
“Además me contó que todos los comandantes de la DFS en las plazas
cumplían órdenes de México. ¿Cómo crees que podían tener tantos plantíos
en El Búfalo”.
–¿Zorrilla Pérez?
–¡Claro! Con lo que me contó Federico las cosas comenzaron a tener más sentido.
“Cuando estuve en México hice amistad con Guillermo González
Calderoni. Él se peleó, según me dijo, con Raúl, el hermano del entonces
presidente Salinas de Gortari. Me contó que la bronca fue por no
reportar la cuota como se tenía que reportar. Me contó más: ‘Ellos
mandaron matar a dos políticos del PRD en Monterrey. Mandé gente que los
matara por órdenes de Carlos y Raúl Salinas’. También aseguró que ellos
mandaron asesinar a José Francisco Ruiz Massieu. ‘Al Joto’, así me
dijo. ‘Esos (Carlos y Raúl Salinas de Gortari) eran bien sanguinarios y
me acusaron a mí, me fincaron cargos y fue cuando me fugué’. Me pidió
que lo sacara. Mandé un jet y lo llevaron a Los Angeles”.
….
“Ahora sale a la luz que liberan a Caro y la DEA no quiso decir nada”.
–¿Por qué?
–No sé, pero la prensa de Estados Unidos me pidió una reacción a esa
liberación porque la DEA en Washington no quería hablar. Dije que cómo
era posible que liberaran a un perro rabioso, a un psicópata que hasta
le metió un palo de escoba por el recto a Kiki Camarena… “Los
periodistas me preguntaron por qué ahora lo liberaban y mi respuesta
fue: porque el PRI regresó a la Presidencia. El PRI no puede manejar el
caso Caro Quintero porque está detrás de su dinero. Que al PRI le hacen
cosquillas las manos para quitarle el dinero a Caro Quintero. La última
vez que vi el saldo de las cuentas bancarias que tiene Caro en
Luxemburgo, tenía más de 4 mil millones de dólares. Y también otra
cuenta con una suma mayor, que nunca se le decomisó, en Suiza.”
–¿Cuánto dinero tenía en la otra cuenta?
–No me acuerdo. Te mentiría si te doy una cifra precisa, pero eran varios miles de millones de dólares.
El suplicio
–¿Por qué mató Caro Quintero a Camarena?
–Se le pasó la mano. Los dos testigos que estuvieron ahí nos contaron
que vieron cuando lo torturaron. Incluso que El Güerón (llamado Antonio
Fonseca y a quien nunca arrestaron) se subió a una cama, juntó las
rodillas y se dejó caer sobre las costillas de Kiki. Se las rompió.
“Fue cuando en realidad se puso mal Camarena. Después regresó Ernesto
Fonseca y preguntó cómo estaba Kiki. Uno de los testigos le informó que
estaba todo jodido, que lo habían chingado.
“Fonseca salió del cuarto y le dijo a Caro Quintero: ‘Hijo de tu
chingada madre, te estás pasando’. Discutieron a gritos y decidieron
traer a Álvarez Macháin a la casa. (El doctor) Álvarez Macháin traía
también credencial de la DFS. Llegó a la casa, vio a Camarena y le dijo a
Fonseca: ‘Jefe, está muy mal’. Fonseca le preguntó si lo podía ayudar y
Álvarez Macháin le señaló que la única manera de salvarlo era llevarlo a
un hospital.
“Los de la DFS dijeron que eso no se podía y fue cuando Fonseca le
dijo a Caro Quintero: ‘Ya ves, hijo de la chingada; tú vas a cargar con
esta cría’, y le dio una cachetada. ‘Eres un idiota; esto no debió
pasar. Pero tú te vas a quedar con este problema’.
“Fonseca entonces les dijo a los testigos: ‘¡Vámonos a la chingada,
aquí se va a hacer un pedote!’ Se fue a su casa, donde comenzó a
drogarse. A sus pistoleros les dijo: ‘Esto va a valer madre’. En la casa
de Lope de Vega la gente de Caro se ensañó con Kiki”.
–¿Cómo murió Camarena?
–Le dieron con una barreta en la cabeza … en el carro. Los sacaron de
la casa (a Camarena y a Zavala) y los echaron al carro. Iban vivos los
dos. Los mandaron enterrar, pero Kiki iba agonizando y uno de los
sicarios … le dio con la barreta … Pero el piloto iba vivo. Lo
enterraron vivo en el mismo hoyo que a Kiki.
–Se dice que Félix Rodríguez los quiere demandar a usted y a (Phil)
Jordan por las declaraciones a Proceso y a Fox News sobre el caso
CIA-Camarena.
–No le tengo miedo. Esperaré con mi equipo de abogados y todas las
evidencias que tengo de lo que investigué en la Operación Leyenda. Vamos
a ver quién sale más quemado con el asunto de la CIA, los contras y
todo lo demás.