Joaquín
El Chapo Guzmán Loera no marca un antes y un después en el tráfico de
drogas sinaloenses, comentó el historiador Froylán Enciso sobre la
presencia o ausencia del capo.
“Decir que hay un antes y un después de El Chapo Guzmán es poner al capo en el mismo grado de importancia que Jesucristo. Podemos decir que hay una historia antes y después de Jesucristo. Jesús fue un personaje que sí marco un hecho histórico. Un parte aguas. (Sobre) El Chapo hasta ahora no lo creo que haya un antes y un después en el tráfico de drogas sinaloenses”, comentó.
El Chapo es parte de una estirpe de líderes (del narcotráfico), muchos de ellos de Sinaloa que han encontrado estrategias para llevar drogas ilegales a consumidores a países sobre todo de primer mundo, consideró Enciso.
El experto explicó que la captura de El Chapo no solucionará los problemas de violencia en el país, ya que el “gobierno estadunidense y mexicano nos quieren vender la idea de que los problemas derivados de la prohibición de las drogas van a resolverse con este tipo de golpes mediáticos”.
“Al final estos golpes mediáticos no tienen consecuencias en la manera que se articula el mercado negro de drogas”, manifestó.
Enciso consideró que “los mal llamados cárteles” no son partidos políticos, son empresas que funcionan como tal: si un trabajador se va la empresa simplemente contrata a otro para hacer el trabajo. Además de que el narcotráfico es un “mercado competitivo”, del que en partes de Estados Unidos ya participan legalmente algunas empresas.
El historiador dijo que a pesar de que El Chapo esté preso, los mecanismos de negociación van a ser muy similares: los miembros de la organización delincuencial de Sinaloa van a “conseguir las drogas a un precio más barato y cobrar por el servicio de llevar la mariguana a Estados Unidos. Van a tratar de minimizar sus costos, maximizando sus ganancias. Eso es lo que cualquier empresario hace”.
Campesinos de ‘mota’ tienen motivos para estar tristes
Los campesinos de mariguana tienen motivos para estar tristes: la captura de Joaquín El Chapo Guzmán, dijo el historiador Froylán Enciso.
El también experto en temas de narcotráfico explicó que “ahorita estamos en periodo de cosecha de mariguana, entonces algo que a mí sí me pone nervioso acerca de las comunidades que pudieron haber trabajado con El Chapo, es que ellos no van a tener una forma segura para vender sus productos”.
“Me pone nervioso que (por) la falta de mecanismo para las personas que se dedican a la distribución no sólo tengan que vivir con su propia cruz, sino que además se agregue la violencia”, consideró.
Planteó la necesidad de que en el Distrito Federal se abran dispensarios para la distribución de cannabis, donde los campesinos pudieran llevar su producto de manera segura, “para que de manera segura se la fumen en las islas de la UNAM”, planteamiento del cual dudó que se lleve a cabo.
A pesar de que los campesinos que colaboraban con El Chapo, tengan dificultades para distribuir su ‘mota’, Froylán Enciso descartó que con la segunda detención del capo exista cambio en la organización delincuencial de Sinaloa, ya que los mecanismos de comercialización de drogas se han mantenido intactos desde el siglo XIX.
‘El Chapo’ no es tan rico
El historiador Froylán Enciso consideró que El Chapo Guzmán no es tan poderoso y rico como lo dio a conocer la revista Forbes.
“Los ricos y poderosos del mercado ilegal de drogas, por la evidencia estadística que tenemos, no están en México. La cantidad de dinero que pudo amasar El Chapo pudo ser muy grande, pero no creo que hayan sido las grandes cantidades que a veces se manejan en los medios. Lo que sabemos del mercado global de drogas es que la mayor parte del dinero está en la distribución al por menor, la cual se distribuye en los países de primer mundo. En el caso mexicano es Estados Unidos”, explicó.
Enciso aseveró que “nos quieren vender esa imagen de gran poder por parte de El Chapo para que no nos preguntemos del poder que está del otro lado: el político y económico”.
El Chapo vino a cubrir una necesidad de las clases altas mexicanas, de la gente letrada en México, “nos encanta tener un personaje exótico y lejano al cual reflejar nuestra falta de poder, nuestra impotencia. Yo creo que es un reflejo de la alta narcocultura. El Chapo se vino a convertir en un personaje de la alta narcocultura, destacó Enciso.
La narcocultura conjunta las características entorno a la vida de los narcotraficantes y sus actividades. El experto considera que cuando se habla de narcocultura la gente se fija en los narcocorridos.
“Decir que hay un antes y un después de El Chapo Guzmán es poner al capo en el mismo grado de importancia que Jesucristo. Podemos decir que hay una historia antes y después de Jesucristo. Jesús fue un personaje que sí marco un hecho histórico. Un parte aguas. (Sobre) El Chapo hasta ahora no lo creo que haya un antes y un después en el tráfico de drogas sinaloenses”, comentó.
El Chapo es parte de una estirpe de líderes (del narcotráfico), muchos de ellos de Sinaloa que han encontrado estrategias para llevar drogas ilegales a consumidores a países sobre todo de primer mundo, consideró Enciso.
El experto explicó que la captura de El Chapo no solucionará los problemas de violencia en el país, ya que el “gobierno estadunidense y mexicano nos quieren vender la idea de que los problemas derivados de la prohibición de las drogas van a resolverse con este tipo de golpes mediáticos”.
“Al final estos golpes mediáticos no tienen consecuencias en la manera que se articula el mercado negro de drogas”, manifestó.
Enciso consideró que “los mal llamados cárteles” no son partidos políticos, son empresas que funcionan como tal: si un trabajador se va la empresa simplemente contrata a otro para hacer el trabajo. Además de que el narcotráfico es un “mercado competitivo”, del que en partes de Estados Unidos ya participan legalmente algunas empresas.
El historiador dijo que a pesar de que El Chapo esté preso, los mecanismos de negociación van a ser muy similares: los miembros de la organización delincuencial de Sinaloa van a “conseguir las drogas a un precio más barato y cobrar por el servicio de llevar la mariguana a Estados Unidos. Van a tratar de minimizar sus costos, maximizando sus ganancias. Eso es lo que cualquier empresario hace”.
Campesinos de ‘mota’ tienen motivos para estar tristes
Los campesinos de mariguana tienen motivos para estar tristes: la captura de Joaquín El Chapo Guzmán, dijo el historiador Froylán Enciso.
El también experto en temas de narcotráfico explicó que “ahorita estamos en periodo de cosecha de mariguana, entonces algo que a mí sí me pone nervioso acerca de las comunidades que pudieron haber trabajado con El Chapo, es que ellos no van a tener una forma segura para vender sus productos”.
“Me pone nervioso que (por) la falta de mecanismo para las personas que se dedican a la distribución no sólo tengan que vivir con su propia cruz, sino que además se agregue la violencia”, consideró.
Planteó la necesidad de que en el Distrito Federal se abran dispensarios para la distribución de cannabis, donde los campesinos pudieran llevar su producto de manera segura, “para que de manera segura se la fumen en las islas de la UNAM”, planteamiento del cual dudó que se lleve a cabo.
A pesar de que los campesinos que colaboraban con El Chapo, tengan dificultades para distribuir su ‘mota’, Froylán Enciso descartó que con la segunda detención del capo exista cambio en la organización delincuencial de Sinaloa, ya que los mecanismos de comercialización de drogas se han mantenido intactos desde el siglo XIX.
‘El Chapo’ no es tan rico
El historiador Froylán Enciso consideró que El Chapo Guzmán no es tan poderoso y rico como lo dio a conocer la revista Forbes.
“Los ricos y poderosos del mercado ilegal de drogas, por la evidencia estadística que tenemos, no están en México. La cantidad de dinero que pudo amasar El Chapo pudo ser muy grande, pero no creo que hayan sido las grandes cantidades que a veces se manejan en los medios. Lo que sabemos del mercado global de drogas es que la mayor parte del dinero está en la distribución al por menor, la cual se distribuye en los países de primer mundo. En el caso mexicano es Estados Unidos”, explicó.
Enciso aseveró que “nos quieren vender esa imagen de gran poder por parte de El Chapo para que no nos preguntemos del poder que está del otro lado: el político y económico”.
El Chapo vino a cubrir una necesidad de las clases altas mexicanas, de la gente letrada en México, “nos encanta tener un personaje exótico y lejano al cual reflejar nuestra falta de poder, nuestra impotencia. Yo creo que es un reflejo de la alta narcocultura. El Chapo se vino a convertir en un personaje de la alta narcocultura, destacó Enciso.
La narcocultura conjunta las características entorno a la vida de los narcotraficantes y sus actividades. El experto considera que cuando se habla de narcocultura la gente se fija en los narcocorridos.
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