Muchos creen que el capo mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera y su Cártel de Sinaloa son menos violentos que muchos de sus competidores
Algunas declaraciones de periodistas y analistas alegan que la forma de operar del Cártel de Sinaloa es muy parecida a la de Los Zetas, cuya reputación de brutalidad está bien documentada, y que por sus hechos brutales hacen que el Cártel de Sinaloa parezca de alguna manera “bueno” en comparación. A su vez, esto ha llevado a muchos a creer que el gobierno mexicano podría llegar a un acuerdo con el líder de una de las mayores organizaciones criminales en México.
Sin embargo, un examen detallado de la evolución del Cártel de Sinaloa demuestra que el grupo no tiene el sello distintivo de pacifico y civil. De hecho, la historia de las guerras de los carteles de México en la última década revelan que “El Chapo” Guzmán, su Cártel de Sinaloa y varios de los cárteles con los que se han asociado, han sido territorialmente más agresivos que cualquier otro cártel mexicano.
Expansión y Escalada
Las Invasiones del Cártel de Sinaloa alteraron el equilibrio de poder que Miguel Ángel “El Padrino” Félix Gallardo estableció a finales de 1980 cuando se apropió de territorios para “El Chapo” Guzmán y sus otros lugartenientes. Decenas de miles de personas murieron a causa de las guerras que surgieron de este desequilibrio.
Esto fue porque los esfuerzos de expandirse de “El Chapo” Guzmán, implicaban necesariamente invadir el territorio de sus rivales. A principios de 1990, “El Chapo” Guzmán envió un grupo de hombres desde Sinaloa a Tijuana, Baja California – territorio controlado en ese momento por los hermanos Arellano Félix – para comprar casas-almacén y construir túneles para traficar drogas a través de la frontera. En respuesta a eso, Los Arellano Félix torturaron y asesinaron al grupo de “El Chapo” Guzmán en Tijuana; Además intentaron asesinar al propio Guzmán. El Cártel de Sinaloa respondió al ataque en noviembre de 1992, cuando intentaron asesinar a Francisco Javier y Ramón Arellano Félix en una discoteca de Puerto Vallarta, Jalisco.
La guerra entre El Cártel de Sinaloa y Los Arellano Félix marcó el comienzo de la guerra de cárteles de México. Los cárteles comenzaron a contratar agentes de la policía para trabajar como sicarios. Con el tiempo, El Cártel del Golfo formó al grupo de “Los Zetas”, un grupo compuesto principalmente por ex soldados del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales. Así fue militarizada la guerra de cárteles. Los grupos de sicarios ya no eran simples matones sin entrenamiento con armas, ahora eran grupos armados que estaban capacitados para maniobrar y utilizar sus armas.
Buscando refugio de los hermanos Arellano Félix, “El Chapo” Guzmán huyó a Guatemala, pero fue detenido en junio de 1993. Fue extraditado a México, donde continuó dirigiendo su empresa criminal desde la seguridad de una celda en prisión hasta que se escapó en enero de 2001.
Cuando el líder del Cártel del Golfo, Osiel Cárdenas Guillén fue detenido en marzo de 2003, “El Chapo” Guzmán vio la oportunidad de hacer movimientos en territorios del Cártel del Golfo, especialmente en la lucrativa plaza de Nuevo Laredo, el más concurrido punto de entrada de camiones a los Estados Unidos desde México, que ofrece acceso directo a la autopista interestatal 35.
La entrada de “El Chapo” Guzmán en Nuevo Laredo fue encabezado por los hermanos “Beltrán Leyva”, quienes convencieron a los grupos locales, incluido uno conocido como “Los Chachos” a volverse contra el Cártel del Golfo. Los pistoleros de Beltrán Leyva ayudaron a los grupos locales y, finalmente, un grupo híbrido se formó cuando un ciudadano de los EE.UU. y miembro de “Los Chachos” llamado Edgar “La Barbie” Valdez Villarreal asumió el mando de “Los Negros”, un nuevo brazo armado del Cártel de Sinaloa.
Los Zetas respondieron fuertemente a la incursión de El Cártel de Sinaloa en Nuevo Laredo y estalló una sangrienta lucha por el control de la ciudad. A mediados de 2005, la ley y el orden casi había desaparecido completamente en Nuevo Laredo, y el entonces presidente Vicente Fox desplegó la policía federal y unidades del ejército para tomar el control de la ciudad. Pero incluso estas fuerzas fueron insuficientes para detener la violencia, que se mantuvo durante tres años, hasta que se hizo evidente que Los Zetas no iban a ser derrotados. En ese momento, “El Chapo” Guzmán ya se estaba enfocando en otros lugares para expandirse.
Un jefe de muchos grupos
El 11 de septiembre de 2004, sicarios del Cártel de Sinaloa mataron a tiros a Rodolfo Carrillo Fuentes, líder de la organización de Vicente Carrillo Fuentes, también conocido como “El Cártel de Juárez”, cuando salía de un cine en Culiacán, Sinaloa. Vicente Carrillo, hermano de Rodolfo tomó represalias contra el hermano de “El Chapo” Guzmán al mandarlo a asesinar en la cárcel.
Esta cadena de acontecimientos desató una guerra entre las dos organizaciones por el control de las plazas de Ciudad Juárez y Chihuahua que continúa hasta el día de hoy. (Mientras que El Cártel de Juárez es sólo una sombra de lo que fue, El Cártel de Sinaloa tiene el control casi consolidado del estado de Chihuahua, sin embargo chihuahua sigue siendo el segundo estado con más muertes en México a causa de esta lucha.)
El Cartel de Sinaloa mientras tanto, reanudó sus esfuerzos por controlar Tijuana. Una serie de arrestos y la muerte de los hermanos Arellano Félix, quienes constituían el núcleo dirigente de la Organización Arellano Félix, degradó severamente la capacidad de operaciones del grupo delictivo. A principios de 2008, la lucha interna entre la facción leal al sucesor de los Arellano Félix, Luis Fernando “El Ingeniero” Arellano Sánchez, y los leales al principal ejecutor del grupo, Teodoro “El Teo” García Simental, degradaron más a la organización. Este conflicto provocó niveles marcados de la violencia en la región hasta que la policía federal mexicana desmanteló la facción de “El Teo”.
Desesperado por conseguir apoyo contra “El Ingeniero”, “El Teo” buscó la protección del Cártel de Sinaloa, del que sabía había estado tratando de apoderarse de Tijuana desde hace años. En definitiva, la estrategia fracasó, pero la prolongada batalla dejó la facción de “El Ingeniero” y la Organización Arellano Félix extremadamente débil. En la segunda mitad de 2010, El Cártel de Sinaloa utilizó la ayuda ofrecida por “El Teo” para consolidar el control sobre partes del oeste de Baja California, entre ellas, las regiones de Tecate y Mexicali, posicionándose para apoderarse de Tijuana.
Sabiendo que no podría soportar otra larga batalla contra un grupo mucho más grande y con más recursos, la Organización Arellano Félix llegó a un acuerdo con El Cártel de Sinaloa en el que ambos grupos operarían de manera independiente, además de cumplir con un pacto de no agresión. Con Tijuana asegurado, El Cártel de Sinaloa controló las plazas desde Ciudad Juárez hasta Tijuana.
En un escenario similar, el Cártel del Golfo buscó ayuda del Cártel de Sinaloa y La Familia Michoacana para luchar contra Los Zetas, que se había desprendido de su grupo principal a principios de 2010. Los tres grupos formaron una alianza que se hicieron llamar ”La Nueva Federación”.
La atención de “EL Chapo” Guzmán, una vez más eran los lucrativos corredores de contrabando en el noreste. Con la ayuda de los sicarios del Cártel de Sinaloa y La Familia Michoacana, el cártel del Golfo fue capaz de sacar a Los Zetas de Reynosa, y para mediados de 2010, Los Zetas estaban bajo una fuerte presión de las fuerzas de La Nueva Federación.
Sin embargo, varios acontecimientos de ese año, incluyendo el 29 de julio, la muerte de un cercano aliado al “Chapo” Guzmán, Ignacio “El Nacho” Coronel, y el 10 de diciembre, la muerte del líder de La Familia Michoacana, Nazario “El Mas Loco” González Moreno, le dio a Los Zetas la oportunidad de recuperarse.
En 2011, Sinaloa emprendió otra gran incursión en un territorio de Los Zetas, esta vez en Veracruz. Para ello, utilizó otro grupo criminal como brazo armado, El Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), que estaba conformado de los restos de la organización de “El Nacho” Coronel, mismos que se desplegaron a través de México desde su territorio en Guadalajara.
Operando bajo el sobrenombre de “Los Matazetas”, el CJNG comenzó a ejecutar a Los Zetas y la gente que supuestamente los apoyaba en Veracruz. A finales de septiembre y principios de octubre de 2011, el CJNG realizó varios tiraderos de cadáveres de individuos que creían eran miembros de Los Zetas. En un incidente ocurrido el 20 de septiembre de 2011, 35 cadáveres fueron arrojados en una avenida de las más ocupadas en Boca del Río, Veracruz. Más tarde se determinó que la mayoría de estas víctimas no eran miembros de Los Zetas.
Así como el CJNG, El Cártel de Sinaloa ha formado varios grupos armados en la última década. Estos grupos han incluido Los Negros, el CJNG, La Gente Nueva (también conocido como Los Chapos) y Los Ántrax. Estas organizaciones operan bajo sus propios nombres, como Los Zetas hicieron cuando eran el brazo armado del Cártel del Golfo. Pero al igual que Los Zetas, que actuó en nombre del Cártel del Golfo, los brazos armados del Cártel de Sinaloa se encargan de hacer cumplir las peticiones de “El Chapo” Guzmán y sus lugartenientes.
Los casos de brutalidad de los grupos del Cártel de Sinaloa abundan. “La Barbie” torturó y ejecutó a cuatro miembros de Los Zetas y los grabó en video, mismo que fue enviado al periódico The Dallas Morning News, el CJNG arrojó 35 cadáveres en el centro de Veracruz, y sicarios del Cartel de Sinaloa dejaron varios cuerpos desmembrados en Nuevo Laredo, Tamaulipas, acompañados de narcomantas firmadas por “El Chapo” en varias ocasiones entre marzo y mayo de 2012. Estos actos fueron cometidos por el Cártel de Sinaloa, y son tan crueles como las acciones de otros grupos.
Algunos creen que la paz sobreviene una vez que el Cártel de Sinaloa tiene el control sobre el área en disputa, pero eso no es necesariamente cierto. La violencia disminuyó en Ciudad Juárez después que el cártel de Sinaloa arrebató el control de la plaza, pero Chihuahua continúa luchando contra la violencia. De hecho, tres de los cuatro estados más violentos en México – Chihuahua, Sinaloa y Guerrero – están bajo el control del Cártel de Sinaloa. No hay soluciones rápidas a la violencia en México, y no hay razón para creer que un pacto entre el gobierno y “El Chapo” Guzmán demuestre lo contrario.
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